Calle
del barrio atestada de vehículos. Miriam Cos
Carmelo López sale de trabajar. Hasta llegar a su casa tiene cincuenta
minutos en carretera, a los que
hay que sumarles una hora, lo que tarda la
mayoría de días en aparcar. El barrio se encuentra atestado
de coches. Los
vecinos de barrios aledaños, que tienen que pagar por estacionar bajo su casa,
acuden
a Uribarri en busca del sitio perdido. El resultado: coches en las
aceras, pasos de cebra, vados…
“Es casi imposible aparcar. Hay
días que me tengo que ir bastante lejos de mi casa para encontrar un
sitio.
Incluso hay vecinos, que no usan su coche, y lo tienen aparcado a jornada
completa. Si no lo
usa, ¡véndalo!”, afirma rotundo Carmelo. Situaciones como esta se dan a diario en el
barrio donde,
sobre todo a última hora de la tarde, cuando la gente sale de
trabajar, es imposible dejar el coche.
OTA, empresa municipal que se
encarga del cobro de aparcamientos en la ciudad, no se encuentra
en gran parte
del barrio, por lo que vecinos de Castaños, Casco Viejo e incluso Santutxu,
estacionan los coches a diario en una zona cuya calle central, una carretera
general, carece de aparcamiento.
A esto se suma la falta de transporte público,
que provoca que haya un número más elevado de
vehículos. “La gente aparca como
puede, por lo que muchas veces te juegas el tipo intentando pasar por alguna
carretera, pues es muy fácil chocarse”, asegura Carmelo.
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